IU exige medidas para lograr la igualdad real entre mujeres y hombres
El aumento de los datos del paro en noviembre tiene rostro de mujer, por cada nuevo parado hubo más de 24 paradas; es decir de cada 100 personas que se han incorporado a las listas del paro, 96 son mujeres.
En términos cuantitativos de los 3.474.281 parados que se computan en España, 1.465.663 son desempleados y 2.008.618, o lo que es lo mismo el 57,81% son mujeres.
La explicación oficial achaca estas cifras a los sectores en el que la mayoría trabajamos, sobre todo al de servicios, que fue al parecer el único en el que aumentó el paro en noviembre. Dichos datos ponen de manifiesto que las discriminaciones y desigualdades en el mercado laboral se consolidan en la mal llamada recuperación económica, vitoreada por el gobierno del PP y la Patronal; teniendo una repercusión directa sobre la vida de las mujeres en términos de mayor desigualdad y pobreza.
El incremento de la brecha de género en el mercado laboral, con un mayor número de mujeres en paro y con peores empleos -temporales, precarios y con salarios más bajos-, pone de manifiesto que las políticas de recortes y austeridad recaen y se ceban sobre nosotras.
Perdemos derechos laborales a pasos agigantados y se reduce nuestro espacio social y vital, consolidándose el patriarcado en todas las esferas de nuestra vida, recluyéndonos nuevamente al espacio de lo doméstico, a la responsabilidad de los cuidados y dejándonos como alternativa laboral la economía sumergida. Todo ello nos sitúa a las puertas del umbral de la pobreza y en una posición subsidiaria en el mercado laboral, tal y como constatan los siguientes datos:
Las empresas siguen optando por una contratación basada en estereotipos que nos conduce a las mujeres a los servicios, a lo que hay que añadir la precariedad, en forma de temporalidad y parcialidad, lo que lleva también a la persistencia de la brecha salarial.
La precariedad es inaceptable, con condiciones de contratación y de trabajo propias del esclavismo, en el Estado español tenemos importantes luchas, que lo ponen de manifiesto, como las de las Kellies, las dependientas, tele-operadoras o cajeras. Todas ellas, han sacado a la luz situaciones que en poco parecen reguladas por un normativa laboral de un “país avanzado”
Los datos, tanto españoles como europeos, revelan que la segregación ocupacional por género constituye el factor más explicativo de la diferencia de ingresos entre mujeres y hombres, hasta un 16,3% menos de salario bruto por hora trabajada; a pesar de que Europa se pregone como el continente con mayor respeto social y laboral hacia hombres y mujeres.
La brecha salarial de genero refleja la realidad de unas sociedades endémicamente machistas, donde la tasa de desempleo de las mujeres es estructuralmente más elevada que las de los hombres; además España es el segundo país de Europa, en el que se registra las horquilla más amplia de diferencia de desempleo entre mujeres y hombres.
Y esa brecha salarial repercute drásticamente en las cuantías de las pensiones de jubilación Y todo ello, nos introduce en una espiral de precariedad, desigualdad y feminización de la pobreza.
Por todo ello, urge poner en macha medidas para paliar esta desigualdad estructural que de forma especial sufren las mujeres en el ámbito laboral, pero también en el social y en el de sus derechos fundamentales:
Exigimos la igualdad real entre mujeres y hombres, porque es una causa justa, porque es un reconocimiento básico de nuestros derechos fundamentales.
Diputáu Autonómicu y Coordinador d'IX
Diputado Autonómico
(Mas Asturies)
Diputada Autonómica
Convocatoria por Asturies