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05/05/2017

Aniversario Marx

La doctrina de Marx suscita en todo el mundo civilizado la mayor hostilidad y el mayor odio de toda la ciencia burguesa, que ve en el marxismo algo así como una "secta perniciosa".

La doctrina de Marx suscita en todo el mundo civilizado la mayor hostilidad y el mayor odio de toda la ciencia burguesa, que ve en el marxismo algo así como una "secta perniciosa". Y no puede esperarse otra actitud, pues en una sociedad erigida sobre la lucha de clases no puede haber una ciencia oficial "imparcial". De un modo o de otro, toda la ciencia oficial y liberal defiende la esclavitud asalariada, mientras que el marxismo ha declarado una guerra implacable a esa esclavitud asalariada”

V.I. Lenin, ‘Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo’

Un 5 de mayo de 1818 nacía en Tréveris, una ciudad de lo que en ese entonces era la Prusia Renana (actualmente Alemania), Carlos Marx, una de las personalidades más importantes de la historia universal. A casi doscientos años de su nacimiento y en medio de una generalizada crisis económica, política e ideológica, la reivindicación de su legado constituye en sí misma un acto revolucionario. Pero reivindicar su figura nada tiene que ver con repasar su biografía, por mucho que ésta sea inexcusable a la hora de comprender la génesis de su pensamiento, sino con rescatar al Marx original, al racionalista radical que se vio forzado, viendo lo que le rodeaba, a afirmar que “Lo único que sé es que no soy marxista”.

En este año del centenario es obligado recordar que la importancia histórica del marxismo, como doctrina política, está tan unida a la Revolución Soviética como lo está la importancia histórica del cristianismo a su reconocimiento como religión oficial del Imperio romano. De no haber estado ligado al estado soviético como lo estuvo durante décadas, quizá el marxismo no habría pasado de ser una emanación crítica de la izquierda hegeliana del siglo XIX, relegada a ser un subcapítulo más en los manuales de historia de la filosofía.

Y esa ligazón es de tal naturaleza que se mantiene tenazmente, “para lo bueno y para lo malo”, como testimonió la “crisis del marxismo” que siguió al hundimiento por voladura del campo socialista, el hito histórico más determinante de nuestras vidas para quienes nacimos después de 1945, y que terminó decantándose en las tesis de ‘El fin de la historia’, el mito capitalista por antonomasia, felizmente consumido en masa en nuestras sociedades de libre mercado y resumido en el eslogan “There is no alternative!”, que eyaculó precozmente Margaret Thatcher como profecía autocumplida de regocijo neoliberal.

Pero sólo una lectura reduccionista, esclerótica y/o interesada del postulado materialista según el cual la praxis es el criterio de la verdad puede llevar a dar por bueno semejante postulado, que incluiría, además, un segundo reduccionismo: considerar el marxismo sólo como una especie de receta revolucionaria para tomar el estado.

Por eso, parafraseando al propio Marx, debemos revolvernos contra esos gruñones, petulantes y mediocres epígonos que hoy ponen cátedra en la España culta, que han dado en arremeter contra el marxismo tratándolo como a “perro muerto” y declararnos abiertamente discípulos del más grande pensador de la modernidad.

Pero ello implica que debemos recuperar el marxismo en toda su potencialidad, como lo que es, una concepción del mundo que es la continuación directa e inmediata de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX (de nuevo, Lenin). Debemos regresar a su inserción en el contexto que le dio origen para entender su alcance y su potencia. Y es ahí donde reside el carácter ya perenne del marxismo, que se ha erigido en un bastión irrenunciable de nuestra racionalidad, de tal modo que es imposible renunciar a él en el planteamiento de los problemas políticos más diversos de nuestros días (recordemos a Warren Buffett afirmando “Claro que hay lucha de clases, y es la mía la que va ganando), como es imposible renunciar al darwinismo en biología.

Hoy, cuando las clases dominantes están arrasando a marchas forzadas lo que queda del denominado “estado de bienestar”, ese cúmulo de concesiones que se vieron obligadas a hacer a las clase trabajadora, es imprescindible poner sobre la mesa nuestra enmienda a la totalidad (sólo nosotros la tenemos) a este sistema económico, político, jurídico e ideológico asentado en la explotación de la inmensa mayoría de nuestra sociedad por un puñado de grandes propietarios de los principales medios de producción.

Por ello se nos hace imprescindible volver al marxismo como ideología revolucionaria que acabe, no ya sólo con el imperialismo capitalista, sino también con el izquierdismo trasnochado de herencia socialdemócrata, que tan útil se ha presentado históricamente a la contrarrevolución. Sin duda, el materialismo histórico es la última gran muestra del racionalismo occidental, y es nuestra obligación mantenerlo vivo y útil, pues ahí radica, más que en otros sitios, nuestra identidad.

Porque el marxismo es quien ofreció la cosmovisión que cimentó la construcción del primer estado socialista de la historia, quien propició la derrota del nazi-fascismo, quien ha permitido a Cuba y a Vietnam desafiar victoriosamente al Imperio, quien ha transformado sociedades enteras, y porque su metodología es la única que permite un enfoque serio y solvente a la hora de analizar la realidad para transformarla. Porque el marxismo es la verdad de la política y, al final, vincit omnia veritas.

Así que, compañeros y compañeras, “¡Instrúyanse, porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia!”

 

Publicaciones:

El Manifiesto Comunista http://www.pce.es/descarga/manifiestocomunista.pdf

"La revolución como reforma del entendimiento” por Pablo Huerga Melcón http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=3256

¿Qué es el marxismo? http://www.pce.es/descarga/formacionpce5.pdf

La concepción marxista de la historia: el materialismo histórico http://www.pce.es/descarga/formacionpce6.pdf

La teoría económica de Max http://www.pce.es/descarga/formacionpce7.pdf

La teoría económica marxista: Los debates en el periodo de la IIª y IIIª Internacional http://www.pce.es/descarga/formacionpce8.pdf

 

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