La huelga que quiere Rajoy
1 de febrero de 2012
Yo ya no me creo nada, ni que se “escapen” sin querer, inadvertidamente, unas “inoportunas” declaraciones ante micrófonos y cámaras, ni que Rajoy dé por hecho que las próximas y duras medidas a tomar le vayan a costar una huelga. Rajoy quiere una huelga: pero eso sí, cuanto más pequeña y tibia, mejor.
Mariano Rajoy quiere demostrar que está hecho de los mismos mimbres que otros Presidentes de Gobierno que la precedieron, pero al mismo tiempo devalúa la respuesta de los trabajadores al decir que ya se la espera, que ya la “descuenta”, en el neo-lenguaje que la Bolsa nos ha enseñado. Si como dice Mariano Rajoy se están “cocinando” para España medidas tan injustas como las del “ajuste” portugués, el día 11 de febrero podremos saber la fuerza de la respuesta popular en el pais vecino gracias a la huelga convocada por la CGTP-IN y otras organizaciones, ante una subida del IVA del 23%, aumento del coREpago sanitario, la eliminación de la paga extra a los funcionarios que cobren más de 1.000 euros, el aumento de la jornada laboral–como también pretende Sarkozy en Francia.
Mariano quiere su Huelga, y hablaba de ella sonriendo. Y es lógico. Una Huelga como las anteriores, a pesar de ser una extraordinaria y valiente moilización de los trabajadores y trabajadoras, es una respuesta insuficiente… casi, casi, un alivio.
Pero lo que Mariano seguro no quiere es una Huelga General Política… porque le conviene empobrecer nuestro raciocinio, nuestra lucidez y nuestro pensamiento, y que no sepamos unir, en un mismo hilo de explotación, los ataques a los derechos laborales con los atentados a la salud, con los recortes y estafas en educación, con pérdida de ayudas a las personas que necesitan ser atendidas, con el incremento de la pobreza, la marginación… con la triste realidad de que cada día somos menos ciudadanos y más súbditos.… Y para que no seamos conscientes de cómo el grado de civilización alcanzado después de tantas luchas, se diluye entre babosas sonrisas y muecas de escarnio en los salones de Moncloa o de Bruselas.