El conflicto Repsol-YPF
14 de abril de 2012
El argumento más socorrido por estos enardecidos funcionarios de la Corona es que cualquier agresión a Repsol-YPF serÃa un ataque a España y, por ende, a los españoles. No hay que caer en esa trampa. El pleito no es con España o los españoles sino con su burguesÃa, que explota y desangra a los pueblos tanto fuera como dentro de España, cosa que hoy es evidente hasta para un ciego. Porque España no es esa pandilla de saqueadores profesionales, dignos descendientes de quienes cometieron en nuestras tierras el mayor genocidio de la historia, amparados por la maléfica alianza entre la cruz y la espada. España no son esos especialistas en vaciar empresas y en arrancar pingües ganancias como lo han hecho por toda Latinoamérica y el Caribe bajo la protección de sus padrinos polÃticos, sean estos Felipe González, José MarÃa Aznar o Mariano Rajoy. España no es esa Corona nauseabunda y parasitaria, hundida en una ciénaga de escándalos que «la prensa seria» de la penÃnsula se encarga de disimular. Para nosotros España es la poesÃa de Miguel Hernández, Rafael Alberti y Federico GarcÃa Lorca; las pinturas de Pablo Picasso; la música de Manuel de Falla y Pablo Casals; la filosofÃa de Manuel Sacristán Luzón, y de mi inolvidable maestro Adolfo Sánzhez Vázquez. España es la extraordinaria labor de los republicanos exiliados en México: Wenceslao Roces, José Gaos y Eugenio Imaz, entre otros, eximios traductores al castellano de El Capital y otros textos de Karl Marx, asà como de muchos otros autores del pensamiento clásico. España, por último, es el indoblegable heroÃsmo de la Pasionaria y los anarquistas y comunistas que lucharon contra la barbarie franquista, de la cual Rajoy, Aznar y el Partido Popular son sus indiscutibles herederos. Estos energúmenos, tardÃos sobrevivientes de un conjuro medieval, representan con sus exabruptos de hoy lo peor de España. Son los perros guardianes de los filibusteros de traje y corbata que siembran miseria dentro y fuera de España. La lucha es contra esa España, no contra los españoles ni mucho menos contra la otra España, con la cual nos sentimos hermanados.