El rescate a la banca llega tarde
10 de junio de 2012
Alejandro Inurrieta *
Nunca en la historia reciente, dos gobiernos de distinta familia polÃtica cometieron tantos errores en el diagnóstico, y posterior toma de decisiones en materia financiera, como los que han concurrido en España desde 2004 hasta hoy. El origen de todo el problema se remonta, por un lado, a la apuesta decidida por el monocultivo de la construcción residencial, auspiciada por una clase polÃtica cómplice del crecimiento fácil, un sistema financiero muy poco profesional y una supervisión nacional y comunitaria vacilante y reticente a entrar en conflictos de intereses.
El resultado ha sido una gran burbuja inmobiliaria y de crédito y una orgÃa de mangueras de liquidez bajo la premisa falsa de que nunca se iba a secar. El crecimiento endógeno de un sistema financiero al albur de la promoción inmobiliaria fue tejiendo alianzas polÃticas espurias que alcanzaron todos los estamentos del poder polÃtico y financiero, máxime con la estructura de gobernanza de las Cajas de Ahorro, que, salvo excepciones, han sido brazos armados de corruptelas y desmanes urbanÃsticos, cuyos tentáculos han llegado hasta el propio servicio de estudios del Banco de España, otrora santo y seña del rigor y análisis independiente.
El cáncer del sistema financiero ha sido despreciado por los gobiernos de Zapatero y ahora el de Rajoy, hasta que la intervención de EEUU ha obligado a bajar la cabeza y obedecer los dictados de los grandes fondos de inversión y pensiones americanos. El principal error desde el principio fue no desgajar activos tóxicos, desalojar a todos los Consejo de Administración de las entidades intervenidas directa o indirectamente, no llevar a cabo quitas de deuda privada de las entidades y no haber dejado cerrar a aquellas que han contaminado al resto.
Con estas premisas, finalmente el rescate bancario ha llegado, unos 100.000 millones de euros que se quedarán cortos, pero sin haber hecho los deberes correctamente. La resistencia de los lobbys bancarios a asumir responsabilidades, nos lleva a una situación en que los rescates los acaban pagando los ciudadanos, es decir ni acreedores ni accionistas, como será el caso de España.
Este mecanismo supondrá más deuda pública en circulación, a corto plazo, pues para el FROB es un  pasivo, es decir más paro, menos crecimiento y sin que las entidades puedan solventar su verdadero problema.
Una vez rescatado el sistema financiero de la peor forma, lo normal es que volvamos a ver episodios de pánico en los mercados financieros, aumento de la prima de riesgo, más desempleo y una fuerte contracción del PIB. El fracaso colectivo no alivia el hecho de lo que algunos hemos anticipado hace ya algún tiempo: podrÃamos estar ante el principio de una intervención del propio Estado. Solo una esperanza nos queda y es que el BCE asuma su papel de financiador de los Estados y la banca comercial vuelva a su papel tradicional, aunque su efecto tardarÃa en notarse.
En resumen, con el rescate de la banca española, este paÃs se une al gran fracaso polÃtico que asola Europa y que tiene al continente al borde del precipicio, sin arquitectura polÃtica, ni fiscal, ni bancaria propia. Habrá subidas de impuestos, el IVA, pero sobre todo habrá un ajuste muy brusco del sector bancario Mi apuesta es que quedarán un máximo de dos o tres grandes grupos bancarios. Luego quedarán los daños colaterales en pensiones, desempleo y otras partidas de gasto social. Con todo esto, las dos grandes familias polÃticas del continente, conservadores y socialdemócratas están firmando su certificado de defunción. Lo que está por llegar es una incógnita, pero no sé si puede hacer peor. Atentos.
(*) Alejandro Inurrieta es economista y director ejecutivo de Inurrieta ConsultorÃa Integral.