Carta al presidente del Gobierno exigiendo un referéndum
15 de octubre de 2012
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Señor Presidente del Gobierno de España:
Nos dirigimos a usted en nombre de la ciudadanÃa y del profundo malestar que experimenta ante la situación de deterioro polÃtico, económico e institucional en el que nuestro paÃs parece a punto de naufragar.
No cuestionamos la legitimidad de su gobierno, pero queremos hacer constar que la legÃtima victoria electoral que el PP obtuvo el 20 de noviembre de 2011, se fundó en un programa donde no constaba ninguna de las medidas que usted ha aplicado desde entonces, con el pretexto de resolver la atroz crisis económica que padecemos sin lograr otra cosa que agudizarla aún más.
Por estas razones, y amparándonos en el artÃculo 92.1 de la Constitución española, que establece que: «Las decisiones polÃticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos», reclamamos que se celebre una consulta popular vinculante acerca de los recortes que están cambiando la realidad de nuestro paÃs y la vida cotidiana de sus habitantes.
Su gobierno no puede seguir escudándose en el argumento de que los ciudadanos les votaron para superar la crisis y que las medidas que ahora aplica van en esa dirección. Porque si los ciudadanos queremos que se supere la crisis, también queremos y tenemos derecho a saber cómo se hará, qué supondrá en nuestras condiciones y expectativas de vida, y si los esfuerzos a realizar se practicarán de forma equilibrada.
No estamos planteando nada estrafalario. Ningún gobernante democrático deberÃa temer las consultas populares, y además, existen precedentes. En la década de los ochenta el Gobierno socialista, pese a contar con una mayorÃa absoluta de 202 diputados, sometió a referéndum la entrada de España en la OTAN. Se trataba entonces, como ahora, de una decisión polÃtica de especial trascendencia que no habÃa figurado previamente en su programa electoral.
Volvemos a encontrarnos ante «decisiones polÃticas de especial trascendencia», ya que pueden limitar drásticamente el ejercicio de derechos civiles garantizados por la Constitución de 1978. Si entonces los ciudadanos fuimos llamados a aprobarla en referéndum, ahora nadie deberÃa negarnos la oportunidad de volver a opinar sobre las modificaciones que, de hecho, los recortes imponen a aquel texto. Si a esto le añadimos el efecto universal de unas medidas que padecemos todos los españoles sin que ninguno de nosotros haya podido opinar sobre ellas, nadie puede extrañarse de que pidamos al Gobierno que usted preside que convoque un referéndum en el que la ciudadanÃa pueda expresar libremente su opinión sobre si este es el camino a seguir para superar la crisis.