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El alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, destaca el trabajo de todo el equipo municipal cuyo esfuerzo, dice, está dando resultado

Cerramos hoy la serie de entrevistas a alcaldesas y alcaldes de Izquierda Unida de Asturias charlando con Aníbal Vázquez, regidor de Mieres un concejo en el que, desde el principio de la pandemia, se tomaron decisiones pioneras, como la limpieza y desinfección contra el coronavirus.

Aníbal Vázquez se encuentra dentro de los grupos de riesgo de la enfermedad, por lo que su labor tiene que desarrollarla cumpliendo estrictamente los protocolos de seguridad y apoyándose en “un gran equipo”.

En este estado de alerta la prioridad y el reto, relata el Alcalde, ha sido evitar que los colectivos más vulnerables queden aislados. Por eso, unos de los objetivos ha sido mantener en funcionamiento los servicios esenciales, esos que, de verdad, dan respuestas a las necesidades de la población.

Estamos en estado de alerta. Los ayuntamientos son la primera puerta de acceso al sistema de administración pública. ¿Cómo se vive desde la alcaldía esta situación y cuáles son los retos a los que tiene que dar respuesta?

Estamos en una situación de emergencia que nunca se había dado y a la que tenemos que dar respuesta. Siempre hemos dicho que los Ayuntamientos son la administración a la que la ciudadanía acude ante cualquier problema, duda o petición y en este momento lo estamos comprobando de manera clara. Es una situación difícil para todo el mundo, pero el principal reto es evitar que los colectivos más vulnerables queden aislados en todos los sentidos. Desde el primer momento tuvimos claro que había que garantizar el funcionamiento de los servicios esenciales (limpieza, Policía Local, Servicios Sociales, Empresa Municipal de Transportes…) y al mismo tiempo ofrecer un medio telefónico para la atención a la ciudadanía. Es cierto que los plazos administrativos están paralizados, que todo está suspendido, pero cualquier vecino o vecina tiene que poder contactar con su Ayuntamiento para cualquier consulta o duda.

A partir de ahí, los retos se centraron en tomar medidas concretas. Variamos los horarios de EMUTSA para adaptarlos al Real Decreto de Estado de Alarma e implantamos la gratuidad y el acceso por la puerta trasera en los autobuses municipales, se decidió la suspensión del cobro de tasas municipales a negocios y empresas afectadas por esta situación, pusimos en marcha un servicio para atender las necesidades de adquisición de alimentos y medicinas de personas aisladas, que viven solas o que por cualquier motivo no pueden salir a la calle... Y, por supuesto, desarrollamos un plan de limpieza y desinfección del concejo. Todo ello gracias al trabajo de la plantilla municipal, con una parte de personal teletrabajando para garantizar el funcionamiento ordinario del Ayuntamiento o a disposición de las necesidades que vayan surgiendo y otra en la calle o en los distintos servicios realizando distintas labores. También es fundamental el apoyo de personas voluntarias de Protección Civil, que están colaborando en todo con el Ayuntamiento.

¿Cómo desarrolla su labor al frente de la alcaldía y cuál es su día a día más allá de su actividad municipal?

Formo parte de la población de riesgo y estoy cumpliendo los protocolos de sanidad, pero estoy permanentemente informado y pendiente de todos los temas que van surgiendo día a día. El Gobierno local de Mieres es un gran equipo de personas implicadas y con un gran sentido de la responsabilidad y eso da tranquilidad a la hora de afrontar una emergencia como la que estamos viviendo.

Otín dijo el otro día que esta crisis era una enorme lección de humildad y creo que tiene toda la razón

Se trabaja de manera coordinada, tomando decisiones de forma consensuada y siempre buscando lo mejor para nuestro concejo y para nuevas vecinas y vecinos. Vivimos momentos difíciles, sin duda, pero el trabajo que se está haciendo por parte de todo el Gobierno local, del Ayuntamiento y de sus trabajadoras y trabajadores creo que está dando resultado. Más allá de la actividad municipal, mi día a día es como el de la mayor parte de la gente, en casa, intentando informarme sobre todo lo que ocurre con esta pandemia y también aprovechar el tiempo en familia, si bien es cierto que es imposible desconectar porque siempre hay asuntos en los que pensar y sobre los que decidir.

En esta difícil emergencia, a su juicio, ¿qué ha sido lo peor y lo mejor que ha vivido tanto desde una perspectiva política y social como humana?

Lo peor es la enfermedad, la incertidumbre que crea, el número de personas fallecidas, el dolor de las familias que no pueden ni siquiera despedirse de sus seres queridos… La gente lo está pasando muy mal y nadie puede olvidarse de esto, que es la peor cara de esta pandemia, sin duda.

Precisamente por todo eso es difícil ver un lado positivo a esta emergencia. Pero sí que creo que la unión que estamos viendo entre las personas, el agradecimiento a quienes desde todos los ámbitos (sanitario, policial, limpieza, servicios sociales, alimentación, transporte, equipos de emergencia, profesionales de servicios sociales, residencias, centros de dependencia…) nos cuidan y salen cada día a la calle para garantizar servicios básicos o la solidaridad que se demuestra con gente que pone su granito de arena para hacer más llevadero el confinamiento a los demás son muestras de todo lo bueno que somos como sociedad. No es nada nuevo, la solidaridad, el compañerismo o el apoyo mutuo son valores que siempre han estado ahí, pero sí que es cierto que en estos días cobran especial protagonismo y es algo a destacar.

Para terminar, un deseo para cuando se recupere la normalidad.

Otín dijo el otro día que esta crisis era una enorme lección de humildad y creo que tiene toda la razón. Espero que no olvidemos. Ojalá recuperemos la normalidad pronto y que en ese momento seamos capaces de recordar lo ocurrido y de reconocer como sociedad el valor de los servicios públicos, de la sanidad pública, y de la importancia de garantizar el fortalecimiento de lo que es de todos y de todas. Y que demos importancia a lo que de verdad la tiene, la salud, disfrutar con nuestra gente, un paseo al aire libre… En definitiva, lo que no se puede comprar.